Si el Norte Global no reconoce su deuda climática, el Sur Global debe desconocer la deuda financiera
La aprobación de un objetivo de financiamiento climático de 300 mil millones de dólares anuales para 2035 no es sólo insuficiente, es un acto de violencia neocolonial. Legitima siglos de saqueo, explotación y destrucción ecológica por parte del Norte Global, al tiempo que condena al Sur Global a luchar por la supervivencia con migajas. Esto no es ambición climática; es injusticia sistémica.
Rechazamos el marco de la nueva meta de financiamiento climático (NCQG por sus siglas en inglés), que prioriza el financiamiento privado y las ganancias por sobre las reparaciones y la supervivencia. El financiamiento privado y las “soluciones” basadas en endeudamiento son armas coloniales, que extraen riqueza y soberanía del Sur Global mientras protegen al Norte Global de la rendición de cuentas. La acción climática no puede ser una oportunidad de negocio, es una cuestión de vida o muerte.
Esta decisión confirma lo que muchxs saben desde hace tiempo: el proceso de la COP es una herramienta de control imperial, donde las naciones y corporaciones poderosas imponen su voluntad bajo el disfraz de la diplomacia. La justicia no será impartida por estas instituciones, sino que surgirá de movimientos de base, con una unidad que cruce fronteras para desmantelar los sistemas coloniales y construir un mundo nuevo, liderado por las comunidades de primera línea.
Para enfrentar la crisis climática, debemos enfrentar el orden económico colonial que la causa. Las deudas financieras ilegítimas deben cancelarse de inmediato como primer paso hacia el desmantelamiento de los sistemas de extracción y opresión violentos. Solo rechazando estas deudas y reconstruyendo sistemas globales que pongan al centro la justicia y la vida podremos lograr una verdadera justicia climática.
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